Alberto Milo / ngenespanol.com
A 23 años de los atentados a las Torres Gemelas, recordamos algunos datos sobre el suceso que marcó a Estados Unidos para siempre.
Se están cumpliendo 23 años de uno de los ataques terroristas que mayor impacto causó en la humanidad: los atentados a las Torres Gemelas. Fue el 11 de septiembre de 2001 cuando 19 terroristas asociados con Al Qaeda, un grupo extremista islamista, secuestraron cuatro aviones comerciales que debían volar de la Costa Este de Estados Unidos a California. Esas aeronaves terminaron convertidas en armas.
El ataque coordinado por los responsables logró que dos de los aviones tomados se estrellaran intencionadamente contra la Torres Gemelas del World Trade Center, un complejo empresarial de Nueva York y emblema de “La Gran Manzana”.
Aunque el suceso pasó a la historia por el derrumbe de esos icónicos edificios, es necesario apuntar que hablar del 11-S es recordar más daños. Un tercer avión se estrelló contra el Pentágono, sede del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
El último de los aviones tuvo un destino diferente, pues los pasajeros y miembros de la tripulación lograron un contrataque, obligando al piloto secuestrador a estrellar el vehículo en un campo del estado de Pensilvania. Este ataque frustrado estaba planeado para llegar a Washington, D.C., la capital estadounidense.
Fuera de los daños materiales, que alcanzaron un gran impacto simbólico en todo el orbe, la verdadera magnitud de la tragedia se cuenta con las vidas humanas perdidas. En total, fueron 2 mil 977 las personas que perecieron a causa de los atentados. Además, 441 socorristas murieron en las labores de rescate.
Sembrando el miedo
De acuerdo con la página oficial del National September 11 Memorial & Museum, Al Qaeda no tenía la capacidad de perpetrar un ataque militar a Estados Unidos. En vista de ello, el grupo terrorista decidió fijar su objetivo en puntos simbólicos. De tal manera que los atentados a las Torres Gemelas, que simbolizaban la globalización, la prosperidad y el poder estadounidense, resultaron efectivos para exponer al mundo la vulnerabilidad de la potencia.
Lo mismo motivó al atentado del Pentágono, símbolo del poder militar de Estados Unidos. En suma, los terroristas querían sembrar el miedo y debilitar la posición de ese país a nivel global y, con todo ello, apoyar sus objetivos políticos y religiosos.
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