Por: @inforneutra
En términos políticos se pensaría que los “nuevos cuadros”, larvas o pupas políticas sean algo así como renovadores de los existentes cascajos partidarios, pero al final se quedan en estado larvario esperando la metamorfosis y sin saber qué hacer y mucho menos aportar algo para su entorno.
Normalmente las larvas ocupan un nicho ecológico y residen en un hábitat diferente al de los parásitos adultos sin embargo ante lo evidente, cohabitan en el mismo medio y gracias al padrino, todos tiene uno, siempre, a petición de papá o mamá, los pone para que mamen como “Dios manda” sin saber qué es si quiera abrir los ojos…
Los nuevos cuadros jamás crecen, jamás les llega la tan ansiada metamorfosis y nunca se dan cuenta que solo se quedaron siendo los títeres familiares que como inútiles sanguijuelas chupasangre siempre estarán a la sombra y como cómplices de los bisnes de "papi”, o enaguas de "mamá" siendo la moneda de cambio.
Jamás se desarrollarán... inmaduros siempre y poco capaces de igualar el trabajo político familiar siempre tendrán que “tocar base” para que les resuelven la vida.
La “juniorcracia” jamás va a saber del “lobbying político” que tantos beneficios dio a su familia, lo único que saben es estirar la mano… pues todo les han dado en charola de plata.
Solo obedecen las ilegalidades que les sugieren sus padres, cuando están en posiciones de influencia y decisión… regidurías por ejemplo, cambian usos de suelo para acrecentar el despojo inmobiliario, que crezcan las cadenas de gasolineras o que los desarrollos inmobiliarios erigidos en terrenos irregulares no sean ventilados en el Cabildo de cualquier municipio.
Vaya, hacer crecer y mantener el bisne familiar por más años.
Muchos al darse cuenta que jamás tendrán un patrimonio y nombres propios dentro del medio y que mucho menos serán como sus padres, mejor optan por la conchudez, la vida cómoda y parasitaria de vivir del apellido… otros optan por “comerse” la herencia andar dando tumbos queriendo “acabar” con la “vieja” política…
Todos coinciden en algo… roban a nombre del “buen” apellido, apellido que en muchos lados se vuelve innombrable y el público nada más dice “¿Ni donde a su padre/madre verdad?”
La soberbia en tiempos de brincar de silla se queda a un lado y esos “bebesaurios” se vuelven humildes y llenos de bondades siendo que no se dan cuenta que nada más manchan más el apellido porque el fin es seguir trepados en el potro de vivir de y a costas del pueblo.
Corren llorando con papi cuando la derramaron o no les dan la posición en donde puedan tener más recursos que mamar…
Y como sus padres terminan siendo ingratos con los colores que les han dado la impunidad y el plato de lentejas de la mesa pactando con el enemigo.
Así la “juniorcracia” en una aldea muy, muy lejana y cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia…
¡Oh, sí!
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