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El poder, ¡enferma!






Igual que el papiloma, el poder es incurable, igual de doloroso cuando no se gana, cuando esperan replegados como serpientes en la cueva, la próxima elección, así son los políticos que se contagian de esta enfermedad… de todos los colores y en todos los niveles, no hay pierde.


Muchos en corto y en privado al ver el panorama actual, el apetitoso pastel, les dicen a sus corifeos, a sus amantes, a sus familias, “seré candidato”.


Le dan el avión, lo abrazan, le dan bendiciones, o solo se quedan callados, pues saben que esa aventura al precipicio, merece compasión y más en estos tiempos de vacas flacas para muchos…


No falta la esposa lista y que procura el bien familiar y que no arriesga el patrimonio a veces bien habido a veces no, que les dice: “Con qué dinero, qué vas a vender, los ahorros ni madres que los tocas he cabrón?...


Así resuelven esa gran dubitativa de vida, esa aventura al barranco, pues ellos mismos saben sus verdaderos alcances, pero están trepados en “el tren de la simulación”, dijera la chamacada “el tren del mame” y en esa creencia de que son conocidos, de que son famosos, y peor aún, de que son queridos…


Pocos entienden que “ya no es su tiempo” y que hay mucho más que cuidar que una posición…


En ese poco entender los grandes sueños de opio causan división familiar, pues el desenlace no siempre es agradable, así es “la enfermedad del poder”, virus maldito que se contagia más rápido que una ETS en cualquier oficina pública…


Y más aún…


Contagia y pudre el alma cuando ganaron, haciéndolos olvidar a sus origenes, ejemplos hay muchos que después de comer memelitas e ir a la botana de cualquier lugar en el centro se olvidan de sus verdaderos amigos, de sus amores, incluso a sus familias y forman otras con los quelites de los demás


A esta fauna polígama, mentirosa y habida de “likes” y caravaneos el poder los envilece, endurece sus corazones, ven el bisne, ven sexo a raudales con seres ajenos, ven los caravaneos, la pleitesía, ven como la gente de a pie o la próxima víctima se hace a un lado para darles las acera, diciéndoles “pase licenciado”.


Hermoso el poder cuando se disfruta y que amarga es la vida cuando llega a su vigencia, muchos caen en depresión… el perdón a los que ofendieron nunca será suficiente, pues el daño que hicieron no tiene cura, igual que su chancro moral… queda para siempre… y los quelites y las traiciones siempre serán señalados…


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