Entre falta de mantenimiento y obsolecensia, Laguna Verde tiene 30 años por vivir
- periodicoyapuebla
- hace 5 horas
- 12 Min. de lectura

La OIEA alerta que la planta veracruzana necesita una revisión completa de seguridad e implementar un programa para confirmar la resistencia de sus componentes
En medio de una niebla de falta de transparencia y nula rendición de cuentas, la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias renovaron en 2020 y 2022, las licencias de operación de los dos reactores de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, que en conjunto no generan ni 5% de la luz que se consume en México.
En un mero trámite y sin resolver serios problemas de seguridad a largo plazo, detectados desde marzo de 2019 por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, obtuvo el visto bueno del anterior gobierno para operar por 30 años más, en la comunidad de Punta Limón, municipio de Alto Lucero, Veracruz.
La CNSNS, órgano regulador en materia nuclear en México, se dio incluso el lujo de aprobar con casi tres años de anticipación, la renovación de la licencia de operación de la Unidad 2 de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV-U2), que vencía el 10 de abril de 2025.
En un comunicado de prensa, con fecha del 25 de agosto de 2022, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), anunció que la entonces titular de la Sener, Rocío Nahle, autorizó la licencia de operación del reactor número 2, –casi un año antes de que abandonara el cargo para competir por la gubernatura de Veracruz, estado donde justamente se ubica la planta.
“Consciente de la necesidad e importancia de la energía nuclear de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde para México, la secretaría de Energía (Sener), Rocío Nahle García, autorizó la renovación de la licencia de operación a la Unidad 2 de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV-U2).
La licencia cuenta con el aval técnico de la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS), y tiene una vigencia del 11 de abril de 2025 al 10 de abril de 2055, informó en su momento la CFE.
Previamente, el 17 de julio de 2020, la Comisión Federal de Electricidad, dio a conocer que la Sener renovó la licencia de operación de la Unidad 1 de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde (CNLV-U1), para el periodo del 25 de julio de 2020 al 24 de julio de 2050.
“Para garantizar la operación segura y confiable de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, el proceso de renovación –que inició en marzo de 2015 con la elaboración y envío de la solicitud de renovación de licencia a la CNSNS– incluyó el compromiso de inspecciones, pruebas y monitoreo a equipos, sistemas y estructuras, en conformidad con el marco regulador aplicable”, manifestó.
Salto
Inexplicablemente, la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) ignoraron en las renovaciones de las licencias de operación, las advertencias de los miembros de la misión de revisión SALTO (Aspectos de Seguridad de la Operación a Largo Plazo), que estuvieron en Laguna Verde del 5 al 14 de marzo de 2019.
El equipo compuesto por dos funcionarios del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), seis expertos y cuatro observadores internacionales, identificó durante su visita de inspección y evaluación, áreas que debían mejorarse para cumplir con las normas de seguridad y buenas prácticas nucleares.
Según documentos en poder de Excélsior, la misión SALTO enumeró 14 problemas que tenían que ser atendidos, previo a la eventual renovación de las licencias de operación de los dos reactores modelo BWR-5, de diseño estadunidense, suministrados por General Electric, entre los que destacan:
• La central no dispone de un programa completo de implementación de operación a largo plazo.
• La revisión periódica de la seguridad no es exhaustiva.
• El informe final de análisis de seguridad no se ha actualizado.
• Los programas de gestión del envejecimiento de los componentes activos no son exhaustivos.
• El desarrollo e implementación de los planes de mantenimiento de la planta para componentes mecánicos no está finalizado, y
• No se ha implementado completamente un programa proactivo de obsolescencia tecnológica.
La misión de seguimiento de SALTO fue invitada por el gobierno mexicano a regresar a Laguna Verde hasta junio de 2021, es decir, 11 meses después de la renovación de la licencia de operación del reactor número 1.
Para entonces, el equipo compuesto por cuatro expertos de Argentina, Bulgaria, República Checa y Alemania, así como un miembro del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y dos observadores de los Países Bajos y Suecia alertaron que Laguna Verde necesitaba todavía trabajar en una revisión completa de seguridad para la operación a largo plazo e implementar un programa para confirmar la resistencia de los componentes eléctricos a condiciones adversas.
Con estos pendientes e inconsistencias llegó la renovación de la licencia de operación del reactor número 2, en agosto de 2022, que en fechas coincide con la presentación del informe de la Secretaría de Energía, “para satisfacer los compromisos de México con la Convención sobre Seguridad Nuclear”, donde reconoció que aún estaban en proceso de atención de las recomendaciones y observaciones de las misiones internacionales de la OIEA.
En el Informe sobre el estado de la Industria Nuclear Mundial (WNISR), desarrolladores nucleares independientes manifestaron su extrañeza de que la CFE solicitó una “extensión inusual” de vida útil de 30 años para permitir que los dos reactores de Laguna Verde funcionarán durante un total de 60 años.
“En la mayoría de los países, las extensiones de vida son por periodos de 10 años (como en Bélgica o Francia) o por periodos de 20 años (como en Japón o los Estados Unidos)”, indica el reporte anual de la World Nuclear Industry.
Agregó que en 2022, el OIEA identificó a Argentina, India y México entre los países donde las instalaciones nucleares “no reportaron interrupciones de la producción debido a las condiciones climáticas e hídricas antes del año 2000, pero han sufrido cortes más frecuentes y mayores pérdidas promedio de producción desde entonces”.
Dando la batalla
El 27 de agosto de 2020, el Juzgado Primero de Distrito con sede en Veracruz, admitió a trámite el juicio de amparo 398/2020-I, presentado por el físico-matemático Bernardo Salas, extrabajador de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde en el periodo de 1982 a 1990.
En la demanda, el también técnico académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM impugnó la renovación de la licencia de operación del reactor número 1 por los riesgos que representa en materia de seguridad debido al envejecimiento de sus componentes, la falta de protocolos de seguridad y la nula transparencia en estudios y auditorías realizadas para extender su vida útil por 30 años más.
El 15 de octubre de 2020, el Juzgado Primero de Distrito negó la suspensión provisional y se tuvo que recurrir al Tribunal Colegiado en Materia Administrativa y al Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Séptimo Circuito, donde el juicio de amparo sufrió la misma suerte.
El 25 de febrero de 2025, Bernardo Salas, entregó en Palacio Nacional una carta dirigida a la presidenta Claudia Sheinbaum, donde le advierte que el próximo 10 de abril, la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, ejercerá la renovación de la licencia de operación del reactor número 2, “sin haber cumplido la normatividad vigente, tal como logró obtenerla para el reactor número 1”.
En su escrito, señala que esta autorización fue otorgada por la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias, “a pesar de conocer la descalificación del Organismo Internacional de Energía Atómica”.
Además, le pide que revise a fondo los informes de las auditorías de la Asociación Mundial de Operadores Nucleares (WANO), clasificados por la CFE como confidenciales, “debido a que en las evaluaciones, los reactores de Laguna Verde ocuparon los dos últimos lugares en materia de seguridad”.
En 2018, la planta recibió una calificación, por parte de WANO, de 80.9 puntos sobre 100, muy por debajo del promedio mundial de 95.7, y para 2020, la puntuación cayó a 72.5, debido a fallas operativas y deficiencias de mantenimiento.
El físico-matemático destacó que también hay recomendaciones de expertos internacionales que no se han atendido, para el tratamiento de los desechos radiactivos, que llevan décadas almacenados en las instalaciones de Laguna Verde, construida en un terreno de 419 hectáreas, sobre la costa del golfo de México.
De igual manera, invitó a la Presidenta de la República a realizar un recorrido por las “rutas de evacuación”, establecidas en el Plan de Emergencia Radiológica Externa (PERE), para que constate que se encuentran en pésimo estado y no llegan a ninguna parte.
Albercas radioactivas
La Asociación Nuclear Mundial revela en su página de Internet que el combustible nuclear gastado por los reactores de Laguna Verde se almacena bajo el agua en el sitio, en un par de albercas que se rediseñaron en 2016 para ampliar su capacidad.
Según un reporte de 2005, de la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la producción media anual de residuos radiactivos en Laguna Verde es de aproximadamente 369 tambores (200 litros) y 15 contenedores de baja densidad, así como un promedio de 100 pastillas de combustible gastado (uranio), en cada recarga.
El informe establece que no existen mecanismos para la disposición final de los desechos nucleares en México, por lo que los combustibles gastados van a las albercas en los edificios de los dos reactores y el resto de los residuos se solidifican en una matriz de cemento, excepto las resinas, que se almacenan sin tratamiento en contenedores de alta integridad.
“Estos residuos se almacenan en la planta, bajo el control de la CFE, en áreas especialmente habilitadas: una para residuos secos y otra para residuos radiactivos solidificados y contenedores de alta integridad”, precisa la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE.
Un caso de tantos
El 4 de enero de 2024, a las 09:00 de la mañana, se registró un grave incendio en el edificio donde se encuentra el reactor número 1 de Laguna Verde, según los testimonios de personal que trabaja en la planta nuclear, que apoyó su versión con la grabación de un video.
El fuego inició por una falla eléctrica en el sistema de enfriamiento de un túnel de vapor, que a decir de los trabajadores se pudo controlar hasta después de cuatro horas, por la brigada contra incendios de la propia Nucleoeléctrica.
Bernardo Salas resaltó que las posibles causas del siniestro sean la falta de mantenimiento preventivo, problemas en la contratación de personal eventual calificado y un pobre entrenamiento a trabajadores de nuevo ingreso, debido a la austeridad presupuestaria.
En un ejercicio de accidente nuclear realizado en Laguna Verde en 2008, por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), justamente se utilizó el escenario de un incendio en el edificio de bombas de agua, debido a un corto circuito, en una situación que se fue complicando hasta declararse “Emergencia General”.
El informe preparado por el Centro de Incidentes y Emergencias de la OIEA contempla diferentes escenarios de afectación, incluido el más grave, estimado por expertos franceses, que considera que la dispersión de la pluma de contaminantes radiactivos podría llegar hasta Texas, en Estados Unidos, impulsada por el viento, pasando primero por las regiones centro y norte de la República Mexicana, en un radio de impacto muy amplio.
Movimientos sociales
De 1988 a 2015, todos los sábados sin falta, de 11:00 a 12:00 horas, mujeres que integraban el Grupo Antinuclear Madres Veracruzanas realizaban en Xalapa un plantón a las afueras del Palacio de Gobierno de Veracruz, en la antigua Plaza Lerdo, con el fin de exigir el cierre definitivo de Laguna Verde.
El colectivo creado a raíz del accidente nuclear de Chernóbil aprovechaba la oportunidad para alertar a las familias sobre las implicaciones a la salud y el riesgo ambiental por la radioactividad, así como para denunciar irregularidades en la planta, por el inadecuado mantenimiento, fallas en los protocolos de seguridad y deficiente capacitación laboral.
Claudia Gutiérrez Sida, fundadora e integrante del Grupo Antinuclear Madres Veracruzanas, lamentó que a 30 años de distancia, Laguna Verde siga siendo una imposición, ya que ni entonces ni ahora, con la renovación de las licencias de operación de los reactores por tres décadas más, hubo consulta a la población.
Denunció que el Plan de Emergencia Radiológica Externo (PERE) para proteger a la sociedad, sólo existe en el papel, porque nadie conoce las medidas de seguridad, protección civil y evacuación en caso de un accidente nuclear.
Relató que en los primeros años de funcionamiento de la Nucleoeléctrica se logró que los encargados dieran pláticas sobre el PERE en las escuelas primarias, pero sólo de las comunidades aledañas, en un radio de 17 kilómetros.
“Nosotros que estamos a 60 kilómetros de distancia en Xalapa y que estamos dentro del perímetro que abarca el Plan de Emergencia Radiológica Externo, jamás fuimos tomados en cuenta para recibir capacitación o participar en algún simulacro”, comentó.
En respuesta a una solicitud de acceso a la información pública, la Dirección Corporativa de Operaciones de la CFE aseguró en agosto de 2024 que “no tiene la responsabilidad de capacitar a las autoridades municipales sobre el Plan de Emergencia Radiológica Externo”.
“De requerirse capacitación en materia del Plan de Emergencia Radiológica Externo, las autoridades municipales deberán de realizar las gestiones pertinentes ante el Gobierno del Estado de Veracruz”, subrayó.
El ayuntamiento de Alto Lucero, donde se encuentra instalada Laguna Verde y de Actopan, municipio vecino a la planta, confirmaron a través del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), que no han recibido capacitación alguna sobre el Plan de Emergencia Radiológica Externo (PERE), por parte de la Comisión Federal de Electricidad.
Un mar de contaminación
Psicóloga con estudios post doctorales en Salud Pública, Claudia Gutiérrez Sida, integrante del Grupo Antinuclear Madres Veracruzanas, recordó que a nivel mundial no hay una solución definitiva para los desechos radioactivos, que pueden permanecer en el ambiente durante miles de años.
En este sentido, indicó que Laguna Verde es una “bomba de tiempo”, porque los directivos ya no saben qué hacer con la gran cantidad de residuos nucleares que tienen almacenados.
La activista destacó que debido a la falta de información pública se desconocen los verdaderos impactos a la biodiversidad del agua contaminada que vierten al Golfo de México, en su proceso de enfriamiento de los reactores, así como los efectos de la radioactividad en la salud humana y el ecosistema.
“Todo esto se mantiene en un hermetismo total, nosotros solicitamos en su momento sin éxito que se hicieran estudios epidemiológicos en la zona, porque aumentaron exponencialmente los casos de leucemia, cáncer y enfermedades de la tiroides, sobre todo en niños”, señaló.
Al respecto, Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, externó su preocupación por las renovadas licencias de operación otorgadas a los reactores nucleares de Laguna Verde, sin atender los serios problemas de seguridad y mantenimiento detectados por expertos internacionales, que ponen en riesgo la vida humana y los ecosistemas marinos y terrestres de la región.
“Laguna Verde se encuentra en una zona de alta riqueza biológica, con manglares, arrecifes y especies costeras vulnerables que dependen de la calidad del agua y del equilibrio ecológico. Cualquier falla o incidente en la planta podría tener consecuencias devastadoras para la fauna, como tortugas, peces y mamíferos marinos que habitan en el Golfo de México.
Además, la falta de un plan claro para el manejo de los desechos radiactivos, que llevan muchos años almacenándose en Laguna Verde, es una amenaza latente para los recursos naturales y la salud pública, no sólo municipal o estatal, sino de todo el país”, sentenció el maestro en Ciencias.
Cuando en marzo de 2021, un ciudadano solicitó a través del Inai, el plan vigente para la gestión de desechos radiactivos y combustible nuclear gastado, la Gerencia de Centrales Nucleoeléctricas de la CFE, decidió reservar la información por cinco años, “sin posibilidad de versión pública”, argumentando que se trataba de un asunto de seguridad nacional.
“Dar a conocer los detalles de los inventarios, proyecciones de generación, volumen, capacidad de almacenamiento, efluentes generados, aspectos radiológicos, normativa, licencias, procedimientos, sistemas, procesos y las estrategias para la gestión de los desechos radiactivos y combustible nuclear, puede ser usado en contra de la seguridad nacional”, manifestó.
Viacrucis nuclear
El lunes 14 de abril, cuatro días después de que entre en vigor la ampliación por 30 años más de la licencia de operación del reactor número 2 en Laguna Verde, el Ecologista Universal iniciará su viacrucis 40 hacia la planta nuclear, en una caminata de cinco días.
A sus 71 años de edad, el hombre tras la máscara y el traje de luchador color verde, volverá a cargar la cruz en Semana Santa, saliendo desde la Catedral de Xalapa, avanzando por toda la carretera federal 180, hasta llegar al tramo El Viejón, donde realizará una escala para esperar a la gente que lo apoya.
Posteriormente, continuará de frente hacia el municipio de Alto Lucero, para arribar a la Central Nucleoeléctrica el viernes 18 de abril.
“De esta forma, volveremos a expresar nuestro rotundo rechazo a Laguna Verde, por el peligro que representa para todos los seres vivos.
“Nuestro mensaje es claro, con estas instalaciones nucleares estamos crucificando lo poco que nos queda de la madre naturaleza, por eso tenemos que seguir luchando para que la vida, que hoy se ve trastocada, se recupere en la región”, manifestó.
El Ecologista Universal recordó que los impactos ambientales, sociales y económicos son evidentes, ya que, por ejemplo, el turismo dejó de acudir a las playas de Palma Sola, Villa Rica, Chachalacas y San Isidro, por las continuas descargas que hace la Nucleoeléctrica al mar.
Explicó que el agua que se utiliza para el circuito de enfriamiento de los reactores, llega directamente al Golfo de México, provocando contaminación y permanentes choques térmicos, que hacen que los visitantes piensen dos veces antes de meterse a nadar.
Sin respuesta
Hasta el cierre de esta edición, la Secretaría de Energía, CFE y la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (CNSNS) no respondieron a la petición de entrevistas por parte de Excélsior, ni a la solicitud de realizar un recorrido por las instalaciones de la Central Nucleoeléctrica Laguna Verde, con el fin de recibir información y resolver dudas sobre las medidas de seguridad y buenas prácticas de la planta.
Comentarios