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Una de las preguntas más comunes entre corredores es si se puede entrenar o competir mientras se tiene gripe o resfriado. Es importante entender las diferencias entre estas afecciones para tomar una decisión informada.
Diferencias clave entre gripe y resfriado
La Dra. Lilia Nuñez dice: «Normalmente la gripe es producida por un virus de influenza que produce mayores síntomas sistémicos y problemas respiratorios altos que un resfriado común, que por lo general, es asociado a virus de menor malignidad como un rinovirus.
La gripe es causada por el virus de la influenza y suele provocar síntomas más severos, como fiebre alta, dolores musculares y articulares, fatiga extrema, y congestión o dolor de garganta. También puede comprometer el sistema respiratorio y el sistema inmune de manera más profunda.
El resfriado común, por otro lado, es generalmente más leve, con síntomas como congestión nasal, estornudos, y una leve sensación de malestar. Está asociado con virus menos agresivos como el rinovirus.
¿Cuándo es seguro correr?
En ambos casos, la única contraindicación para practicar ejercicios o aún competir en una carrera de 10 kms u otra distancia es la sintomatología, cómo se siente la persona. La regla general para decidir si es seguro entrenar o competir es evaluar la gravedad y localización de los síntomas:
Síntomas «por encima del cuello» (leves): Si tienes congestión nasal leve, estornudos, o dolor de garganta moderado sin fiebre, probablemente sea seguro correr. En este caso, es recomendable reducir la intensidad del entrenamiento para evitar una mayor carga sobre el cuerpo.
Síntomas «por debajo del cuello» o sistémicos: Si tienes fiebre, malestar general, dolores musculares o articulares, o una sensación de agotamiento extremo, lo mejor es descansar. Correr en estas condiciones puede aumentar el riesgo de complicaciones como infecciones secundarias (bronquitis o neumonía), o incluso miocarditis, una inflamación del corazón que puede ser peligrosa.
Impacto del ejercicio en el sistema inmunológico
El ejercicio moderado tiene un efecto positivo en la inmunidad, pero el ejercicio intenso o prolongado durante una enfermedad puede tener el efecto contrario. Correr una carrera de 10 km, un medio maratón o incluso un entrenamiento extenuante mientras estás enfermo puede:
Debilitar temporalmente el sistema inmunológico, favoreciendo la replicación viral.
Prolongar el tiempo de recuperación.
Aumentar el riesgo de deshidratación y estrés físico, especialmente si hay fiebre.
Recomendaciones prácticas para correr con gripe o resfriado
Evalúa tus síntomas: Usa la «regla del cuello». Si los síntomas están solo en la parte superior del cuerpo (congestión nasal leve, dolor de garganta), considera correr suavemente. Si están en la parte inferior o son sistémicos, descansa.
Escucha a tu cuerpo: Si te sientes extremadamente cansado o sin energía, es una señal clara de que necesitas recuperarte. Un indicador importante es tu frecuencia cardíaca en reposo.
Prioriza la hidratación: Las infecciones virales suelen deshidratar el cuerpo. Bebe suficiente agua antes, durante y después del ejercicio, si decides correr.
Adapta tu entrenamiento: Si decides correr, opta por una intensidad más baja, como trotar en lugar de correr a ritmo de competición.
Conclusión:
Aunque puede ser tentador no interrumpir tu plan de entrenamiento o participar en una carrera que has preparado con esfuerzo, la salud siempre debe ser la prioridad. Escucha a tu cuerpo, evalúa los síntomas, y, si tienes dudas, consulta con un médico. Recuperarte adecuadamente te permitirá volver más fuerte y evitar complicaciones innecesarias.
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