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Gatos legislativos y la falacia de las campañas



foto: Especial

 

 

¡Unos viles gatos!

 

Así fueron los “diputetes” del Congreso de la Unión y de muchos congresos locales incluyendo el de Puebla.

 

Los que se van, unos viles gatos serviles, levanta dedos, que solo acumularon horas nalga y no iniciativas, iniciativas que en teoría deben beneficiar a los ciudadanos, iniciativas que sirvieron al capricho y a la ocurrencia de una persona y no a los ciudadanos quienes somos realmente quienes les pagamos... los actuales diputados federales dejan pendientes que posiblemente serán “la piedrita” en la zapatilla de la próxima presidenta.

 

Los que se van cuando hicieron campaña y los que vienen despiertan la ironía del vulgo al ver como le dicen a la gente y lo repiten en sus spots publicitarios, “Seré tu voz, en el Congreso”; “lo mismo decía cuando estaba en el PRI y no hizo nada” dice el “Puevlo “Vueno”, nosotros que vemos los toros desde la barrera solo preparamos las palomitas y nos sentamos a observar.

 

¿Todos en campaña mienten? ¡Sí, todos!

 

Porque no le dicen a los ciudadanos que en el Congreso, ya sea local o federal, nadie se manda solo, las iniciativas están en una agenda de partido, previamente palomeadas por el góber o en el caso del Congreso de la Unión por el presidente…

 

Amigos, que no los engañen los candidatos, de cualquier color mienten porque en sus recorridos le dicen a la gente que traen una agenda de avanzada o que la bandera de cualquier movimiento que usa como “modus vivendi”, la enarbolarán en el pleno… de risa, en serio…

 

Los animalistas, las feministas, los hombres vestidos de mujer, los tinterillos, los ciudadanos o empresarios que llegan de la supuesta “sociedad civil”, se estampan en su curul y la obediencia, la sumisión o mejor dicho, “la línea” es una realidad y quien no se disciplina se va a la congeladora.

 

Si alguien se quiere salir de la bragueta del mandamás inmediatamente se le aplaca y llega su coordinador y palabras más palabras menos le dice: “a ver mi cabrón, (o mamacita según sea el caso)… “acuérdate por quién y cómo llegaste, le bajas tantito a esa mamada tuya que quieres subir, la guardas, y luego vemos, ¿sale?”...

 

“Santo Remedio”, manotazo en la mesa  la “rebelión de las causas perdidas” son “alineadas” y sin saberlo pues van al bulto, y en esa disciplina terminarían afectando a los de casa, que les quede claro, al Congreso se llega para apuntalar agendas de gobierno, para fortalecer y blindar al Ejecutivo, para legitimar a la figura presidencial, para “blindar al poder” pues…para eso se llega… no para representar al “Puevlo Vueno”

 

¡Que no los engañen!

 

Cabe destacar que el “Puevlo Vueno” ya lo sabe, pero se hace wey, pues sabe, que así es y así será, todo el tiempo… el abandono y el mal agradecimiento, de parte de sus “representantes ciudadanos”

 

Es harto interesante observar las diferentes razas de felinos que llegan a los congresos federales y locales: los machos castrados, los vestidos de mujer, las juanas de Arco, los Flores Magón, los fideles Velázquez, los “juniors vividores” del apellido, las amasias rezongonas que por 3 años o seis años estarán calladitas y mamando del presupuesto, los clones mal hechos del “Che guevarismo”, etc…

 

En serio, son una fauna interesante, la gran mayoría con estudios patito o truncos, pero todos obligando a la gente que los asistirá: “dime diputado, o licenciado”… la soberbia de quienes se trepan al ladrillo legislativo, no saben combinarse los calcetines, con el pantalón, pero ya son “los hijos de la nación”, no saben si usar medias en zapatos abiertos o mascada, o chalina en épocas de calor… en caso de las mujeres, los leguleyos se sienten los hijos de Benito Juárez, pobres weyes, la lotería dura 3 o seis años de acuerdo a su nivel y tiempo de andar de felación en felación, y si no ahorran y no hacen bisnes a futuro y con visión, pasarán de legisladores a “pericos peros”.

 

Los de ahora, ya se van, ya cobraron su bono, y se van sin presumirlo, pues saben que todo el país los vilipendia, la demeritada figura del legislador está muy devaluada, y con esta “cuarta deformación” aún más.

 

¡Oh, sí!

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