Gabriela Gottau / vitonica.com
Los garbanzos son una de las legumbres más consumidas a nivel mundial y constituyen una buena fuente de proteínas vegetales, fibra y también, de vitaminas y minerales que nuestro cuerpo necesita. Por eso, te mostramos la mejor forma de cocinar garbanzos para aprovechar al máximo sus nutrientes y disfrutar de todos los beneficios que esta leguminosa puede ofrecer.
Remojo previo a la cocción: un paso esencial
Previo a la cocción de los garbanzos propiamente dicha, es fundamental colocar los mismos en remojo, ya que durante este proceso se reduce considerablemente la cantidad de antinutrientes que la legumbre posee.
Así, el contenido de oxalatos, saponinas y fitatos que pueden tener los garbanzos y que reducen la absorción de calcio y de hierro de origen vegetal, se disminuye considerablemente, ayudando a que los minerales propios de los garbanzos se aprovechan mejor por nuestro cuerpo.
Por otro lado, se incrementa con el remojo previo a la cocción, la digestibilidad de la legumbre y se mejora la tolerancia en nuestro cuerpo.
Cocción justa, sin excesos y en moderada o escasa agua
Por otro lado, una vez remojado el alimento durante al menos seis u ocho horas, retiramos el líquido del remojo y lo desechamos para posteriormente cocinar los garbanzos en agua a punto de ebullición durante el tiempo justo.
Durante la cocción se pueden perder minerales valiosos de los garbanzos como el potasio, el magnesio, el fósforo o el calcio; por lo tanto recomendamos que este proceso sea lo más corto posible y con la menor cantidad de agua.
También, una excelente alternativa para cocinar garbanzos es colocarlos en crudo en un potaje, un estofado o una sopa; y posteriormente aprovechar el líquido de la cocción. Es decir, colocarlos en crudo en la preparación de la cual no los vamos a retirar o colar antes de consumirlos.
También aconsejamos no freír los garbanzos para no sumar calorías y grasas innecesarias a los mismos y en su reemplazo, podemos cocinarlos al horno para elaborar por ejemplo un aperitivo o bien, utilizar la freidora de aire.
Esta es la mejor forma de cocinar los garbanzos para aprovechar al máximo sus buenos nutrientes, limitando la presencia de sustancias con acción antinutriente y también, moderando la cocción para evitar la pérdida de minerales, vitaminas y fibra en exceso.
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