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Las ambiciosas






Por: @inforneutra


No importan sus orígenes de grandes luchadoras, emprendedoras o lagartonas arribistas… lo que importa es “llegar”, “estar adentro”… y lo dicen ellas mismas, así lo presumen…


Creen que, insinuándolo a todo mundo, se hacen invulnerables y se sienten poderosas, imponen miedo y un blindaje a prueba de todo, de todo…


Hablarán mal de ellas entre ellas, lo saben, pero al final se comenta: “Aguas con ella, la puso fulano, es mujer de zutano, esta con merengano… aguas porque su viejo está cercano al jefe” y a pesar de la denigración entre ellas, disfrutan esas maledicencias.


Sí, las mujeres en política son las principales enemigas de su género, las primeras en poner en tela de juicio y de duda la capacidad de la otra y para ejemplo una que otra ex presidenta municipal príista, su cachorra o algunas diputadas en el Congreso local…


Entre ellas se critican el físico, como comen, si truena la boca, o no saben usar cubiertos, critican los tacones demasiados altos o las “chanclas cómodas”, el peinado… hasta se fijan en las manos de la otra, para comprobar si son manos de una dama o de una sirvienta…


Así dicen, así son, ser hombre y estar escuchando una plática de mujeres políticas entre mujeres dedicadas a este noble oficio es un deleite, una gran enseñanza y una comprobación, de saber que, en Puebla, ser mujer y dedicarse a “la grilla”, es harto complicado y difícil.


Por cierto empecemos a entender la igualdad y la paridad en la política y entendamos que la política no tiene género, no se tiren al piso con columnas, editoriales o comentarios en redes sociales, diciendo que son machistas o misóginos, entiendan que son entes públicos y que están sujetos al escarnio público… uno que culpa que no existan mujeres ejemplares en el medio.


Y las que existen y se dicen verdaderas luchadoras en cualquier trinchera, llámese izquierda, derecha o el centro, prefieren ser sobajadas por un hombre misógino y machista para acceder a posiciones poder y después de servir al patriarcado tener la comodidad de un escritorio o de un aula… mantienen un perfil bajo y eso sí, muy profesional.


Muchas se cuelgan de banderas, grupos, padrinos y mafias… o peor aún, de “muertos”


Para otras el feminismo en Puebla solo es negocio y así lo han vendido desde dentro del gobierno o desde el activismo.


Muchas son sopladoras, solapadoras, hijas del abuso, por ser sus “amiguis, broders o hermanitos”, los implicados en actos de corrupción o ineficiencia.


Lo presumen a los cuatro vientos.


Son alcahuetas de la mediocridad de su staff.


Y los abusos se inician en su propio género, la mujer en política, es la principal “violentadora”, pues no deja crecer a otra mujer.


Una diputada federal que aspira a gobernar Puebla le dijo a otra mujer, “No exageres, que tanto es tantito”... hoy, hay consecuencias.

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