Seguramente has oído hablar de ellas o las has visto en algún documental sobre las especies migratorias del mundo: las mariposas monarcas (Danaus plexippus) son uno de los insectos migratorios que viajan grandes distancias en el mundo, más de 5.000 km entre Estados Unidos, Canadá y México, lo cual no deja de sorprender si se considera lo breve que suele ser la vida de una mariposa.
Lo que tal vez no sepas es que la duración de su vida está directamente vinculada con la época del año de su nacimiento, y el que su vida sea un largo viaje o una corta estadía.
Estos hermosos insectos de color anaranjado y vetas negras son posiblemente las mariposas más conocidas de América del Norte, y también son llamadas en México “cosechadoras” y “palomas”.
En sus migraciones, con vientos favorables, lograron atravesar el Atlántico y establecerse en las Canarias, en España continental y en Gran Bretaña.
Cuando se desplazan lo hacen por millares y constituyen un espectáculo extraordinario cuando cubren centenares de árboles en sus lugares de descanso.
Las migraciones
Cada año, al comienzo del otoño, las mariposas monarca que habitan en el oeste de América del Norte emigran al sur, hacia los bosques de California; y las que viven en el este emigran a México.
Pasados unos cinco meses, y después de aparearse, emprenden el regreso al norte, alrededor de marzo. Este viaje de ida y vuelta lo hace una sola generación de mariposas, apodadas por los especialistas como “Matusalén”, y con razón.
Vida, pasión y muerte (pero antes, un viaje)
Al principio todas las mariposas monarca son iguales: pasan cuatro días como huevo, un par de semanas como oruga y diez días en la fase de crisálida. La diferencia se da en la última etapa, como mariposa, y depende de en qué momento del año desarrollen esta última fase.
Imagina que los seres humanos tuvieran dos posibilidades de vida: si naces entre enero y junio tu tiempo en el mundo sería el normal, de ochenta a cien años, quedándote en un solo sitio; y si naces de julio a diciembre te pasarías la vida viajando, y vivirías de cuatrocientos ochenta a seiscientos años.
Algo parecido son los dos ciclos de vida de estas mariposas. Usualmente, una monarca, una vez que alcanza la fase de mariposa, vive de dos a seis semanas; sin embargo, si nace en agosto o septiembre se incorporará a un viaje migratorio de nueve meses de duración, es decir, que su tiempo de vida se multiplicará por seis.
Esta especie de síndrome de “Matusalén” no es el único misterio que rodea a este hermoso insecto, los científicos todavía no saben cómo ni por qué cada nueva generación de monarca repite las rutas migratorias, volviendo siempre a los mismos lugares, que han terminado por convertirse en reservas y parques en Estados Unidos, Canadá y México, con el objeto de asegurar que este milagro natural continúe repitiéndose cada año.
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