Por: @inforneutra
Llegan vetustas efigies que hacen que murmuren entre ellos mismos, ¿Qué hace aquí?, “ya debería estar con sus nietos”… así, esa gran camaradería legislativa entre pares, pero los une la misma teta.
Como cuando llegaron, como piñata agarraban al fiscal, brazo operativo de García Luna, y sastre del poder en turno, y después, se forman para besarle las gónadas, logrando que a muchas de ellas se les pierdan o sepulten sus investigaciones de enriquecimiento ilícito, trata, o despojo…
Realidad alterna, el Congreso es el control político del estado, manejado solo por “grandes intelectuales legislativos” (sin estudios pero grandes) o mejor dicho, grandes hampones y traficantes de poder, que como la mafia, siempre negocia y se amenaza, todos saben quienes son los verdaderos “matacuaces” curuleros, todos saben quién en verdad truena los dedos y hasta impone personajes al 01.
“Congreso del Estado”, palabras que impresionan al que no sabe, pero a los que conocen un poco de la historia de Puebla, saben que es el refugio de toda la clase de víboras prietas, tepocatas, chachalacas y larvas chupasangre maiceadas por el poder.
Todos en la ubre del “puevlo bueno”, hasta las mamás de alguna, que van a chillarles a los jefes nacionales, para seguir de vividoras legislativas. “Gran Pose Ciudadana”, “activistas y luchadoras Sociales”… dicen
“Diputetes” ¿Estará bien dicho?
Dicen que la inclusión y el lenguaje se tienen que modificar según los nuevos tiempos.
¿Pero quién dice eso?
La Academia Mexicana de la Lengua, dice: …“que al no haber una generalidad de ciertas palabras no tienen por qué ser norma e incluidas, es moda solamente”… punto.
O sea que no hay pudor, ni falta de respeto en decirles ¡Diputetes!....
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