* Fernando Angulo Brown, profesor e investigador de la ESFM, propuso inculcar la cultura de la sismicidad desde edades tempranas
*Se cuenta en la brecha de Guerrero con suficientes sensores sísmicos; pero es necesario, dar seguimiento al comportamiento geológico de esa región
La CDMX y las zonas donde han ocurrido desastres derivados de los sismos se han levantado ante la catástrofe; por ello, México ahora es un pueblo más resistente, con retos importantes como educar científicos en áreas de estudios sobre fenómenos sísmicos y promover desde temprana edad la cultura de la sismicidad, afirmó el científico del Instituto Politécnico Nacional, Fernando Angulo Brown.
El profesor e investigador de la Escuela Superior de Física y Matemáticas (ESFM) y experto en el estudio no lineal sobre el comportamiento de la corteza terrestre, enfatizó que, a pesar de los avances de la ingeniería a nivel mundial, se siguen construyendo edificios en zonas de alto riesgo. “En todos los sismos grandes que hemos padecido en el siglo XX y lo que va del XXI han ocurrido muchos colapsos de construcciones”.
Por ello —indicó— no se deben construir edificios donde hubo colapsos por este tipo de fenómenos naturales, y ejemplificó con el edificio Nuevo León, en el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco (donde fallecieron, en el sismo de 1985, algunos de sus familiares, motivo por el cual decidió estudiar los terremotos), y que ahora es un gran jardín.
Se pronunció por hacer mucho más rigurosos los reglamentos de construcción y las restricciones de mecánica de suelos, para no permitir edificaciones en sitios inadecuados, que es donde se generan los colapsos en la interacción edificio-terreno.
Angulo Brown —pionero en la colocación de la primera red de cinco estaciones electro-sísmicas en la brecha de Guerrero— insistió en que los sismos no se pueden predecir, pero a partir de patrones geoeléctricos medidos en el subsuelo, y al registrarse esfuerzos tectónicos sobresalientes, pudiera generarse un indicio de fenómeno telúrico.
Sostuvo que en la actualidad en la brecha de Guerrero hay suficientes sensores sísmicos. Advirtió que hay estudios que señalan que, entre la placa de Cocos y la placa de Norteamérica, en la brecha de Zihuatanejo y Acapulco, se ha concentrado una energía considerable porque no se han registrado sismos mayores a 7.5 grados en la escala de Richter; de ahí la importancia de dar seguimiento al comportamiento geológico de esa región.
El científico con reconocimiento Nivel III del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII), quien ha graduado a 35 maestros y 20 doctores en ciencia y ha compartido sus conocimientos por más de 55 años en el IPN, resaltó la necesidad de que en México se fomenten las vocaciones científicas, sobre todo en áreas de estudio con déficit grande y que son vitales para atender fenómenos naturales que ponen riesgo la vida de las personas.
“Es necesario crear un programa nacional de fomento de vocaciones científicas, para buscar los talentos que hagan carreras sobresalientes en ciencias. Hay países como Israel que han acumulado muchos premios Nobel”, concluyó.
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