Por: @inforneutra
Fue de antología y ocurrencia infantil querer matar en ese entonces al góber en turno, acción que lo tachó para siempre a pesar de sus pírricas justificaciones.
Así, como se ha exhibido en el mediocre manejo camaral, así avanza la cuasi campaña rumbo a Casa Aguayo, por segunda vez se quedará fuera y aunque no escuchará las lapidarias palabras de Yeidckol “Alejandro, prefiero un senador menos que un traidor en el movimiento” sí será el desprecio del dedito que decide… con todo y sus millones de árboles se irá a hacer berrinche a otro color.
El hijo putativo de Mario Marín, hoy navega entre la lambisconería y el bote pronto, acciones que exhiben su poco control en el Senado (¿alguna vez lo ha tenido?) y que su nominación fue un chiste, una moneda de cambio de su verdadero amo, Ricardo Monreal… las pruebas han salido a la vista de todos, y ayer se evidenció otra vez.
La romería provocada por su pobre oficio y la suerte echada por su amo fueron obvias a pesar de que presume tener “un gran oficio político” desde que fue el alcalde huachicolero más joven de Puebla.
Con aliados que forman un trabuco electoral, irrisorio, recordemos ese vergonzoso incidente de querer asesinar con miel a un gobernador débil, cojo, medio ciego y con incontinencia…
El plan era desestabilizar al equipo barbosista, valiéndose de personajes que son caricaturas en la actualidad, “Polvo de aquellos lodos” dijeran, ya fue, su vigencia ya pasó.
Después de la célebre batalla de las cocas en San Lázaro, “Violenta” Lagunes, su aliada incondicional, se instaló en el “Modus Vivendi” de las causas perdidas, en la gran gestora cholulteca, en el “centaveo” a diestra y siniestra, apoyada en legaloides frases y su histriónica pose de luchadora social.
Si todos los políticos apuestan al olvido de sus tonterías, los ciudadanos seremos la lupa que los expone y los critica, aunque también los felicite por hacer su trabajo, aportando y exigiendo, no todas las críticas, son para el escarnio y para la chorcha….
La crítica es para que enderecen rumbo y no tuerzan el rabo como los que tienen “oídos sordos”, oídos tapados por la soberbia que les da el cargo, olvidan que, en política, es una rueda de la fortuna y tienen que bajar por la propia inercia.
El ciudadano manda y exige.
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