Pese a que lavar ollas y sartenes con piedra pómez es una práctica que se ha transmitido de generación en generación, puede que esta no sea tan recomendable.
Andrés Olascoaga / cocinafacil.com.mx
Esta es la razón por la que no debes lavar ollas y sartenes con piedra pómez o tierra de piedra.
Lavar ollas y sartenes con piedra pómez es una de esas prácticas que se han recomendado desde tiempos de nuestras abuelas. Hacerlo, según afirman, permite deshacernos del cochambre, la grasa y hasta lo quemado de nuestros utensilios. Sin embargo, pese a lo que indica la tradición, puede que utilizar este material no sea la mejor idea.
De hecho, emplear esta roca ígnea volcánica –también conocida como pumita o tierra de piedra cuando se tritura– podría dañar nuestras ollas y sartenes, hacerlos más propensos a oxidarse e incluso contaminar nuestros alimentos. Pero ¿por qué? Aquí te lo decimos.
Por qué no debes lavar ollas y sartenes con piedra pómez
Lavar ollas y sartenes con piedra pómez no es recomendable debido a las cualidadas abrasivas de este material.
A diferencia del jabón, que atrapa químicamente grasas o aceites de las superficies metálicas de ollas y sartenes, los abrasivos desgastan el metal. Esto puede eliminar cualquier “impureza” que presente –como manchas de aceite o quemaduras–, pero también deshace el recubrimiento que permite que se puedan preparar alimentos en ellas.
A la larga, la pérdida de este recubrimiento industrial –desde lo más básico hasta lo más específico como la cerámica o el teflón– causaría que cocinemos directamente sobre una superficie que no está hecha para eso, corriendo el riesgo de contaminar los alimentos. También, el raspar el metal lo hace más propenso a oxidarse, acortando su tiempo de funcionalidad.
Sin embargo, debemos aceptar que utilizar piedra pómez para dejar ollas, sartenes y cazuelas “como nuevas” sí funciona, solo que esta práctica debe limitarse para el exterior de estos instrumentos elementales en la cocina.
¿Qué es bueno para lavar ollas?
Existen múltiples remedios caseros para lavar ollas y sartenes que no involucran materiales que podrían dañarlas o perjudicar su funcionamiento.
Quizá la más popular es la que todos aplicamos: remojarlas y, posteriormente, lavarlas con jabón para cocina y una esponja suave. Si bien, este proceso necesitará de toda tu energía y fuerza, los resultados serán los mejores.
El bicarbonato de sodio –un indispensable en tu alacena– también puede ayudarte a limpiar las cazuelas después de una jornada de uso rudo. Solo agrega una cucharada sopera y caliéntala con litro y medio de agua hasta que hierva. Cuando esto suceda, apaga el fuego y retira el bicarbonato. Una vez que el agua esté a temperatura ambiente, vacía la olla y lávala como una esponja. Si no tienes bicarbonato, puedes sustituir con vinagre blanco o refresco de cola sin gas.
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