Por: @inforneutra
Pareciera que el contagio de obtener el reflector a ultranza de cualquier gato en las campañas que estamos viviendo, está a todo lo que da, eso demerita aún más la pobre “cultura democrática” que en teoría deberían de tener tooooodos los doctos en la materia que abundan en ésta temporada…
Como nunca se había visto, en este proceso electoral se está pasando de las propuestas a las ocurrencias... y eso en todos los colores.
Vea usted querido lector, bailes arrítmicos, babeadas de cabello en un estado al parecer incoveniente, tablas rítmicas de candidatas que no saben hacer más que enseñar, maltrato animal disfrazado de “humanismo” y podemos seguir con un sinfín de ocurrencias… ¿Y las propuestas? Por lo menos en Morena nadie tiene proyecto propio, todos van al bulto nacional… en la coalicón de enfrente al parecer caminan con “rumbo”
Otra de las ocurrencias y problema que enfrentan estas campañas es el fuego amigo que lo sospechan, lo saben y lo practican en todas las casas y equipos pero no quieren reconocer, ni evidenciarlo hacia afuera y en caso de saberlo hay temas que no se platican, más con dos o tres personas, para no hacer más grandes los socavones que están apareciendo por todos lados… así nomás….
Seamos honestos, al futuro gobernador no le conviene un presidente municipal de la capital que aglutine a sus enemigos y que se empodere con grupos sociales poderosos económicamente, al futuro 01 lo que le conviene es la pluralidad y el control de todos sus presidentes municipales.
Ese control que en muchos casos va a ser por la vía económica no por la política dadas las circunstancias y los jaloneos que se dieron previos al inicio de las campañas que en muchos casos está a los ojos de todos y si no vea usted a Karina Pérez Popoca y sus reacciones ante Nay Salvatori y los demás candidatos morenistas…
Todo gobernador quiere a los alcaldes y diputados bajo el zapato o la bota, según el ADN formativo, pero luego de tanta ocurrencia y tanto protagonista va a ser complicado tenerlos ahí.
Lo que caracteriza a la clase política, es semejante a la economía informal, todo será por debajo del agua.
Por eso, dicen, ya no lavaran sus trapos sucios, fuera de casa… ja, ja, ja, ja, todos sin excepción lo han hecho, lo hacen y lo van a hacer porque si no se hace escándalo, ¿de dónde se va a “jalar foco”?
Esos reflectores que les urgen a muchos solo evidencian que en todos lados el desorden institucional, el jerárquico que nunca cuajó, es el rey de las campañas pues una cosa es el candidato y otra cosa es la línea dictada, y otra aún más, es que sus gentes le ayuden a ganar, no que le estorben con protagonismos estériles y declaraciones tontas y radicales.
Está claro que el candidato no quiere delegar funciones y todos quieren mamar y dar de topes y eso no es posible, la gente, los ciudadanos de pie así vemos a todos.
Sintiéndose el centro de todos los reflectores, para bien o para mal, pero que sean a diario el foco de atención del respetable, sin darse cuenta que solo lo que gana es hastió, la burla en redes, las ofensas a sus heroicos brigadistas, los lastres de sus orígenes priístas en su mayoía se hacen más pesados y de ahí los recordamos…
Ese protagonismo, ese hastio de la gente se refleja en los números, no les cuadran como quisieran, y las acciones a bote pronto pegan en el ciudadano que no es idiota, sabe cuando una cosa es actuada y otra cuando es fortuita, a nosotros los ciudadanos nos quieran seguir faltando el respeto, pero esos detalles les va costar en las urnas…
Y “su voz” al hacer uso de su voto a muchos no les gustará.
Culparan a todos menos a ellos mismos, se darán cuenta que tal vez sean votados, pero jamás legitimados, por los incipientes números finales… triste realidad y despilfarro de recursos, y así tendrá de cohabitar, en el gobierno donde tratara de poner su sello, pues todos se caracterizan así si no es el más corrupto, es el más represor o el más light y si no el más autoritario, el más mediocre, el más conciliador, el más chapulinesco, varios tienen muchos de esos sellos, y el que viene no será la excepción, tal vez el más yunquista o el más marinista… ¿O no?
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